Si estás buscando una pastilla mágica que cure todos tus males, no sigas leyendo.
Esto NO es para ti
La vida nos pone pruebas a cada uno de nosotros, como yo, tú tampoco te salvas. La vida es un desafío y parece que lo único que quiere es que espabilemos.
Es como el vino.
Un buen vino se consigue gracias a los antioxidantes que la viña produce cuando supera las adversidades de su entorno.
Pues igual que el vino, si quieres una buena vida debes afrontar los obstáculos que aparecerán en tu camino.
Para que lo veas, te voy a explicar la historia de Zeta:
Zeta es una persona fuerte que siempre hace lo que toca y que se vuelca con los demás. Zeta es muy activa, apenas pasa por casa. Siempre está rodeada de gente y tiene algún plan por hacer. Le gusta la buena vida y aunque sí que hace ejercicio, trasnocha mucho, come y bebe bastantes porquerías y su trabajo la estresa mucho. A su familia la ve una vez por semana aunque cada vez le apetece menos porque se siente incomprendida por ellos, como si no encajara.
Zeta lleva con este ritmo de vida más de 10 años. Al principio, podía seguir el ritmo pero cada vez le cuesta más. Se siente más cansada y aunque ahora duerme más que antes, apenas siente que recupera su energía.
Cada vez que tiene un plan, ahora lo ve como una obligación. Ya no tiene la vitalidad para eso y aunque preferiría quedarse en casa, acepta la propuesta por miedo a que sus amigos la dejen de lado.
Su vida, sin casi darse cuenta, se ha convertido en una tortura cuando antes era puro disfrute. Aún así, como siempre ha podido con todo, continua luchando por sobrevivir día tras día, ignorando lo que su cuerpo le pide.
Hasta que un día, a sus 35 años, el cuerpo le dice basta:
Era un lunes cualquiera, le sonó la alarma a las 7:05 para prepararse para ir a trabajar pero no podía levantarse de la cama. Había pasado mala noche. Tenía un dolor muy fuerte en ambas rodillas y muñecas, de esos que lo sientes por dentro y que preferirías que te arrancaran las extremidades para que esa sensación desapareciera. No va al trabajo, avisa a sus padres para que vayan a su casa y la acompañan al hospital. Le hacen unas cuantas pruebas y, después de unas cuantas horas, le detectan que tiene un brote de artritis reumatoide. Le dicen que es una enfermedad autoinmune y que va a tener que vivir con ella para siempre. Le recetan corticoides para paliar los síntomas del brote y la única solución que le dan es tomar analgésicos para reducir el dolor y si no funciona, empezaría un tratamiento con inmunosupresores.
Su vida ha dado un vuelco, no entiende cómo ha llegado hasta ese punto. Nadie en su familia ha tenido ninguna enfermedad autoinmune y no quiere vivir condicionada por su dolor.
Zeta decide no conformarse con la solución que le han dado en el hospital. Quiere hacer todo lo posible, todo lo que esté en sus manos para evitar pasar por lo mismo. No quiere vivir con miedo.
Sabe que hay muchas cosas de su vida que podría mejorar, empezando por la alimentación. Sus padres no paraban de repetirle que comer bien te salvaba de muchos males, que muchas de las comidas que a ella le encantaban eran inflamatorias. Ahora ve a sus padres con otros ojos, todo lo que le decían era porque la querían ver bien. Sabían que una vida así no era compatible con una vida sin enfermar.
Como sus padres se han volcado mucho en su propio autocuidado durante los últimos años y, viendo que Zeta quería hacer un cambio en su vida, le proponen que se visite con una psiconeuroinmunóloga que ellos conocen. Aunque no tenía muy claro qué significaba esa palabra tan larga, acepta su proposición.
Zeta pensaba que cualquiera que no fuera médico sería alguien que le daría herramientas con fundamento más espiritual y energético y no sustentadas por la evidencia científica. Aceptó la propuesta de sus padres porque no tenía nada que perder. Pero después de esa visita su percepción cambió.
Mas que encontrar a una vendehúmos, conoció a una sanitaria que con su pasión por la ciencia y cuidar a sus pacientes, le preguntó no solo por sus síntomas sino por su vida: cómo descansaba, qué comía, qué situaciones de su vida le preocupaban… La atendió como persona y no como un cuerpo con síntomas. La ayudó a que entendiera cómo había llegado hasta ese punto, explicándole cómo fisiológicamente sus hábitos repercutían en su salud. Todo de forma muy sencilla y clara, sin nada de complicaciones. También le propuso un plan terapéutico adaptado a sus necesidades y muy fácil de llevar a cabo para prevenir otro brote y dejar de tener molestias.
Gracias a ella, la incertidumbre de Zeta desapareció y se empoderó para cuidarse y priorizarse.
Ahora Zeta es una persona diferente:
De anteponer a los demás antes que a ella misma, ahora se prioriza.
Ahora entiende que para ayudar a alguien primero debe estar uno bien consigo mismo.
De apenas importarle sus hábitos, ahora los valora. Ahora entiende que cada acción importa y que un cúmulo de malos hábitos puede perjudicar su salud sin darse cuenta.
Se ha convertido en el motor de su vida. Ya no vive en piloto automático.
Ahora se cuestiona, es crítica, decide por ella misma y aprende cosas nuevas que la ayudan a tener la vida que desea.
De apenas comprenderse, ha pasado a ser capaz de ver sus autoboicots y lidiar con ellos. Sabe que aunque la cabra tira al monte, es la cabra la que decide si quiere ir al monte o no.
Ahora sabe que aunque esté predispuesta a sufrir de dolores articulares, también tiene las herramientas necesarias para aliviarlos.
La historia de Zeta es solo un ejemplo de muchos.
Hoy en día hay muchas personas que viven condicionadas por su malestar a diario. Síntomas tan diferentes como dolores de cuerpo, problemas digestivos, cardiovasculares, inmunitarios o metabólicos.
Si este es tu caso, déjame decirte lo siguiente:
Por mucho que te repitan algo una y otra vez, si no es verdad, no dejará de ser mentira.
Si te han dicho que no se puede hacer nada con lo que te pasa, que sólo te puedes tratar para aliviar tus síntomas y que vas a tener que vivir con ello para siempre, pendiente de si de repente aparece un nuevo brote…
NO ES VERDAD
Se pueden hacer cosas.
No con pastillas mágicas.
Sí con hábitos, alimentación, suplementación y trabajo personal.
Con soluciones que investigaciones científicas actuales respaldan y que medicinas ancestrales ya contemplaban. No digo que la medicación no la necesites. Cada caso es un mundo y cuando los síntomas son intensos, puede ser un salvavidas. Pero no todo es aliviar síntomas.
Lo que te propongo es algo que puede complementar tu tratamiento actual perfectamente y que con el tiempo puede hacer que ya no lo necesites.
Si deseas abrirte a esta posibilidad, puedo ser la persona que te acompañe en el proceso.
Por si no me conoces, me llamo Mireia Tortosa, soy Bioquímica y Bióloga Molecular especializada en Psiconeuroinmunología Clínica aunque también me he formado en análisis clínicos, en biomedicina especializada en cáncer, en metaprogramación cognitiva entre otras.
(Como ves, me encanta aprender cosas nuevas que pueda aplicar para mejorar el bienestar de los demás.)
En resumen y dejando de hablar con palabras raras, te puedo decir que soy una científica de la vida y de la salud.
Soy muy curiosa y me encanta aplicar y enseñar a quién quiera cómo mejorar su calidad de vida a través de la ciencia y desde una perspectiva holística y humanista.
Me gusta hacer las cosas muy sencillas, que la vida ya es complicada de por sí, así que no me gusta complicarla más.
Y sobre todo, me gusta que te sientas a gusto trabajando conmigo, con la confianza suficiente para preguntarme lo que necesites y ser un apoyo en este proceso que va a transformar tu bienestar.
Si quieres que te acompañe en este proceso de transformación, rellena el formulario de acceso y empezamos.
Como no me gusta perder el tiempo, tampoco te lo voy a hacer perder a ti. Así que si quieres trabajar conmigo, primero de todo debes rellenar el formulario de acceso (tienes el enlace más arriba y abajo del todo de la página). Debes rellenar todos los campos. Si no lo haces, no sabré si te puedo ayudar y por lo tanto no recibirás contestación.
Una vez hagas tu solicitud, en menos de 48 horas vas a recibir tu respuesta. Si te puedo ayudar, te mandaré toda la información del proceso y el link de pago para abonar la primera y la segunda sesión.
Una vez se procese el pago, agendaremos la primera sesión y recibirás un cuestionario, un consentimiento informado y el consentimiento de la LOPD que deberás rellenar antes de la sesión.
Si no te puedo ayudar, te recomendaré qué opciones tienes según tu situación y derivaré a otro profesional que sí te pueda ayudar.
2. Cómo se estructura el proceso:
La consulta es en formato online y consta de los siguientes pasos:
1. Una primera visita de 1h 30 min dónde haremos una anamnesis profunda de tu caso. Recogeremos toda la información para determinar las causas y crear un plan terapéutico adaptado a tus necesidades.
2. Una segunda visita de 30 min a los 7 días después de la primera dónde revisaremos el plan terapéutico. Recibirás tu plan personalizado por email 24 horas antes de esta sesión. Aquí resolveremos cualquier duda que tengas y ajustaríamos el plan si fuera necesario.
3. Visitas de seguimiento de 1h. Después de la segunda visita, nos iremos viendo para revisar tu evolución, ajustar el tratamiento y abordar, si fuera necesario, algún bloqueo que te estuviera impidiendo mejorar.
4. Al finalizar cada sesión, agendaremos la siguiente visita.
5. La comunicación durante todo el proceso será vía email, respondiendo en menos de 24 horas de lunes a viernes. Si debido a tu situación fuese necesario mantener el contacto fuera de este horario, tendrás la posibilidad de hacerlo.
3. Precio de las sesiones:
Qué opinan mis clientes:
Preguntas frecuentes
¿Qué pasa si no puedo asistir a una de las sesiones concertadas?
Podrás reagendar tu cita hasta 24h antes de la sesión. Solo se podrá modificar en esas 24 horas si es por un asunto de causa mayor. Si no es así, se deberá abonar la sesión.
¿Cuándo hay que abonar las sesiones de seguimiento?
Las sesiones de seguimiento se abonarán antes de la sesión. Podrás abonarla una vez hayamos programado la sesión y sino 48h antes de la cita donde recibirás un recordatorio por email.
¿Se pueden comprar packs de visitas de seguimiento?
Sí, hay la posibilidad de comprar packs de 3 sesiones por 225€ (de forma individual sale a 240€).
¿Qué pasa si no uso todas las sesiones de un pack?
Si ya no fuera necesario hacer ninguna sesión más, vas a tener 2 opciones:
1. Podrás usar el dinero abonado para adquirir otro producto o servicio de la web.
2. Podrás pedir la devolución del dinero.
¿Cuándo puedo cancelar tus servicios?
Después de la segunda visita, eres libre de prescindir de mis servicios. Para ello deberás escribirnos un email avisándonos y ya no tendrás opción a retomarlos.
Si sabes que es el momento de hacer un cambio en tu vida, no lo dejes para mañana. Quizás mañana ya sea demasiado tarde.